viernes, 25 de julio de 2008

2: AQUÍ VAMOS DE NUEVO


Sobre las plaquetas beige de la fachada del Fnac, una doble hilera de fotografías a gran tamaño de escritores, cantantes, gente del mundo del arte en general. Me llama la atención la primera, arriba a la izquierda, Arturo Pérez Reverte, joven y feo.

Entro, y mientras subo a la última planta donde está la sección de librería, le voy dando vueltas a la cabeza, «esta fachada con doble hilera de fotos me recuerda otro lugar», otra vivencia que busco en el fondo de mi memoria.

«Dónde he visto yo algo parecido antes».

Estoy seguro y por fin caigo, hace años, en el interior de otra librería, de las que yo llamo “con sabor”, aquellas que consiguen albergar ese toque que viene dado por el ambiente de libros y lectores que se da de manera especial en pocos sitios y, además, me llevé una gran sorpresa, me encontré a un Papa Noel dormido, aunque no iba vestido de rojo; tanto me impresionó que no pude evitar tomar una mala fotografía sin flash, para que no se despertara.

Qué tal José Antonio Jiménez, ¿sigues escribiendo poesías?

Estoy en la tercera planta, leo el panel de novela histórica. Estoy buscando

Los Borgia, fama e infamia del Renacimiento” de Iván Cloulas, creo que es el autor que más se acerca a lo que pudo ser aquello. A través de Internet he podido leer algo, pero en la pantalla y con las progresivas, leer 10 páginas es sinónimo de dolor de cabeza y de nuca a la vez, además, es que lo quiero comprar. Un granito de apoyo.

Me dicen que no lo tienen, que está ya descatalogado, y mientras estoy dándole vueltas a la cabeza de cómo lo puedo conseguir, por los altavoces suena una canción que llama mi atención: es James Blunt cantando “1973”. Instintivamente me traslado a aquellos años, y el ritmo de la música tiene una frescura que siento como un soplo de aire que me despeja, me da vida, y me hace caminar tranquilo ojeando lomos de libros. Me paro, escucho la letra, habla de cuando salía de marcha la noche de los sábados; me gusta como canta este tío, y sobre todo cuando dice aquello de “here we go again”, y además con música; “aquí vamos de nuevo”, ¿os imagináis?, entrar en la Uni diciendo: “aquí vamos de nuevo”.

Si Sevi, de nuevo correr la banda meciendo tu pelo largo en cada zancada y volver a centrar, con aquella técnica tuya, el balón saliendo muy raso, justo a la cabeza del que tú querías, y entonces gritar de nuevo: “¡Salta Tito!”, y seguro que Tito volvía a marcar.

Pero la canción también habla de cómo el viaje en el tiempo queda marcado en la piel. ¡Ay!, lo siento, pero esto ya solo puede ocurrir en una canción, en una película, o en un relato como el que yo hoy tecleo..., y por eso lo hago.


No hay comentarios: